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sábado, 11 de febrero de 2017

Desde la orilla

Tengo muy claro que el surf no es como cualquier otro deporte, aunque he practicado otros, ya sea de forma individual o colectiva, y reconociendo que todos me han aportado cosas buenas, el surf me ha resultado siempre muy diferente y especial.




Y eso que antes de empezar a practicarlo no me resultaba especialmente atractivo cuando lo veía, si a esto le sumamos que los inicios, por lo general y salvo en contadas ocasiones, resultaban bastante tortuosos y te pasabas un buen tiempo hasta empezar a disfrutar de verdad de lo que es el surf.
No es que los primeros años se pueda decir que me enganchó especialmente.
Eso ha sido con el paso de los años, en los que te das cuenta de la suerte que has tenido de disfrutarlo en compañía de amigos, conocidos y no tan conocidos.
También hay que reconocer que no es oro todo lo que reluce. El surf, aunque pueda tener su sentimiento de libertad, "aloha", hippismo o como lo queráis llamar, posiblemente sea uno de los deportes más egoísta que conozca y en el que se pueden producir situaciones hipersurrealistas y del todo desagradables que difícilmente se podrían explicar de una forma racional.
Como en todos los ámbitos de la vida, hay gente para todo y para todos los gustos, este deporte no engloba un grupo de gente encasillable en un mismo prototipo de personas con un mismo estatus social, poder adquisitivo, etc... Como podría pasar antiguamente en sus inicios.
La globalización, por suerte o por desgracia, llegó hace tiempo y hoy las playas están repletas de todo tipo de gente.
Pero no voy a entrar en esos aspectos, me gustaría profundizar más en la imagen o surf ideal que cada uno de nosotros tenemos en nuestra cabeza.
Igual de impredecible y diferente como pueden ser dos días seguidos en una misma playa, cada uno de nosotros tenemos nuestra diferente forma de ver el surf y de soñar con nuestra sesión idílica.
Nunca llueve a gusto de todos, eso está claro, pero también hay otros factores que pueden hacernos cambiar la percepción de un baño, no sólo influye que haya buenas olas, hay veces que una ola desconocida, un baño sólo con 3 amigos, la calma después de una tormenta o un baño inesperado después de una dura y larga jornada de curro sean suficientes para recordar en años ese baño y catalogarlo de muy muy bueno, o hasta épico, aunque en verdad
las olas no llegasen, ni por asomo, a olas de calidad, no digamos world class, si no de calidad media!
Como también parece que hay gente a la que le va la marcha, o sea, que parece que sólo disfruta cuando los picos están abarrotados y les pone la tensión que genera el pelear por cada una de las olas como si fuesen oro.
También hay otros que esperan mirando desde fuera los baños, como si estuviesen esperando algún tipo de milagro o algo así. Siempre viendo pegas, que si la marea está muy alta, o muy baja, que si luego sube el mar... hasta que se deciden y ya llegan tarde o se ha petado de gente...
Hay tantas formas de y perspectivas de ver el surf como surfistas!!
Así que no le deis tanta importancia a todo!!
Lo importante es disfrutar!!
Buen surfing!! o mejor, Divertido surfing!!
Como decía Kelly, el mejor surfista es el que más disfruta...

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